La Ley de Atracción Chamánica: Cómo tu vibración crea tu realidad

Cuando comencé, solo quería compartir la música que me sanaba a mí. Subíavídeos sin esperar mucho. Sin estrategia. Solo con una intención sincera: que lavibración de los tambores, las flautas y los cantos pudiera tocar el alma dealguien más.Un día, abrí YouTube y vi el número: 1.700.000 visualizaciones. Tuve que respirarhondo. Cerré los ojos. Y entonces me vi a mí mismo, de pie frente a unamultitud imposible. Como si cada alma que había escuchado mi música sehubiera reunido frente a mí.Fue impresionante. Y fue real. No porque lo viera con los ojos, sino porque losentí en cada célula.

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La infancia mágica que me llevó a la música chamánica

De niño, vivía en un mundo lleno de magia. La realidad no siempre resultaba fácil—tenía dificultades de atención y el colegio no supo muy bien cómoacompañarme—, pero eso solo hizo que me inventara mi propio universo. Ununiverso con dioses antiguos, alfabetos secretos y ojos de Ra escondidos en mipupitre.Me fascinaban las culturas antiguas. Aprendí por mi cuenta a escribir jeroglíficos,alfabetos clásicos y otras escrituras, solo porque algo en ellas me hablabadirectamente al alma. A veces, hasta usaba esos símbolos como una especie deamuleto o código secreto para afrontar los exámenes. ¿Cómo iban a saber losprofesores que ese ojo egipcio en mi mano escondía un pequeño resumen deltemario? Era mi forma de hacerlo divertido, mágico… y un poco más mío.

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